El parto (sea vaginal o abdominal), es una experiencia que nos trasciende, nos atraviesa por completo en nuestra integridad como mujeres. Es una situación compleja en cuanto a TODO lo que se moviliza en ese momento y a la demanda emocional que conlleva.  

La memoria emocional de lo vivido en el nacimiento, queda grabada en el cuerpo y en nuestros recuerdos para siempre.

En varias ocasiones, la llegada de nuestro/a bebé no condice con la anhelada o esperada y eso genera mucha angustia, frustración y culpa. No podemos dejar de lado que muchas veces son los/las bebés los que eligen la forma de llegar al otro lado de la piel y nuestro lugar como mamás es acompañarlos/las a nacer. Hay distintas maneras de nacer, depende del deseo de cada mujer y de su historia clínica.  

EL PARTO NATURAL

Hablamos de parto natural refiriéndonos a un proceso fisiológico que debería iniciarse de forma espontánea, sin necesidad de inducción (hormonas sintéticas como epidural u oxitocina sintética) ni intervención obstétrica de ningún tipo, siguiendo sus fases normales de evolución hasta terminar en el nacimiento y el alumbramiento de la placenta.  Hablo de debería porque no siempre se da lugar a que sea natural, muchas veces median intervenciones innecesarias que obstaculizan el proceso fisiológico. Es fundamental respetar en todo momento los deseos de la madre salvo que se evalúe riesgo para ella o su bebé.

EL PARTO POR CESÁREA

Es el nacimiento del bebé mediante una intervención en el que se hace una incisión quirúrgica en el abdomen y en el útero de la madre.

Un parto por cesárea se realiza cuando no es posible o seguro para el/la bebé o para la madre dar a luz a través de la vagina. En otras ocasiones, se lleva a cabo esta forma de nacer por decisión de la mamá.

 

Un parto sin miedo es clave para acercarnos a una experiencia satisfactoria.

Es frecuente relacionar el parto a miedo e incertidumbre por lo desconocido que vendrá.

En los últimos años, se ha luchado mucho para recuperar el papel protagónico de la mujer en el embarazo y parto, donde debería ser la figura principal a acompañar sabiendo que el parto es suyo y de nadie más.

La posibilidad que tenemos de acompañar un parto (sea vaginal o abdominal) correctamente, es si lo hacemos a través de la escucha, la empatía, el respeto y el cuidado. Son momentos de mucha intimidad, donde la mamá y su bebé precisan sentirse en confianza y seguros/as.

Es muy importante que sepamos, que lo único que necesitan esa mamá y ese bebé al nacer, es estar en contacto piel con piel inmediato todo el tiempo posible. No solo porque obtienen múltiples beneficios, si no también porque el nacimiento es un momento crítico, donde lo que les da seguridad a ambos es estar juntos/as. Tiene gran impacto neuroquímico y emocional si esto no se respeta, dejando huellas que quedan grabadas para siempre.

 

Es fundamental la información para poder decidir de qué modo queremos que nazcan nuestros/as hijos/as y para hacer respetar nuestros derechos.